Sobre el arte y sus doctrinas (Parte I)

Es importante, y por demás interesante, el entender el origen de aquel término que lleva a adentrarnos en este apasionante mundo: el arte.
A lo largo de la historia muchos se han preguntado que es realmente el arte y que debemos entender por dicho término, algunos monarcas, y posteriormente estadistas, quisieron saber si sus países, o Estados, debían proteger aquellas manifestaciones artísticas.

Los diversos debates fueron surgiendo, el arte podía ser una manifestación del alma tanto como un inmisericorde modo de explotar a las masas oprimidas. El arte puede ser un modo de transmitir cultura o simplemente una mezquina expresión de un ego individual, el arte puede ser tan solo lo perdurable y hermoso o puede ser aquello efímero, repugnante y volátil.

Y aunque parezcan expresiones, o ideas, absolutamente contrarias existieron, y aún lo hacen, numerosos grupos sociales que se atrincheran en cada uno de aquellas ideas, es por tanto lógico desarrollar las más significativas, tarea que me propongo a realizar a partir de este momento.

Doctrina Española.

Principalmente dirigida por Mendoza, artista español, esta doctrina, deriva del pensamiento clásico griego y propone que solo puede ser arte aquello que es agradable a nuestros sentidos. Parte del principio de la belleza eterna es decir, es arte lo que puede ser permanentemente bello. Es importante que quede claro un aspecto: el nombre de esta doctrina no implica que todos los artistas españoles aprueben la misma. El nombre, más bien, proviene del siguiente hecho: la legislación medieval, y colonial, española así como el pensamiento artístico de la época, influye cual caudal madre, en las diversas legislaciones, especialmente de las futuras colonias, siendo que las mismas toman partes fundamentales de dicha doctrina, permaneciendo, siglos más tarde, con la misma ideología jurídica.

Esta doctrina, no solo habla sobre lo que puede ser arte, sino que explica y discute, sobre lo que no puede ser llamado arte, es decir todo aquello cuya belleza se pierde con el tiempo.

De allí que solo pueden ser considerados como formas de arte, las consideradas bellas artes, (música, pintura, escultura, arquitectura, teatro, literatura y danza) es decir, las que los griegos consideraban artes superiores, no pudiendo existir espacio dentro de este pensamiento, para nuevas formas de arte.
Amplias críticas nacen con esta escuela que niega, lastimosamente, la naturaleza de la inventiva humana: no todo lo hermoso y ordenado puede ser arte, de otra manera, formas artísticas ampliamente reconocidas, el arte encontrado por ejemplo, tenderían a perder su naturaleza artística.

Encontrándose en dichas contemplaciones, los aristas decidieron reclamar, manifestarse, entrar en huelga, bloquear el flujo artístico… así es como nacería una escuela que se opondría a la noción del arte que había acuñado la doctrina española.

Doctrina Dadaísta

Nacida como una escuela que propone sus trabajos de arte como un no arte, adquiere una importante notoriedad, y quizá para pesar de sus instigadores, o quizá boicoteadores de lo antes conocido como arte, su tendencia y trabajo no artísticos, comienzan a considerarse arte. La escuela comienza a prosperar y a crear una doctrina que posee el mismo nombre que su escuela, ambas serían principalmente defendidas por Tristán Tzara, uno de los fundadores de la corriente artística del dadaísmo, plantándose, de ese modo, como la doctrina contraria a la doctrina española.
Esta doctrina explica que lo bello debe algún día morir y lo que no puede, o debe morir es la visión que se buscaba exteriorizar, esta doctrina se manifiesta contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general.

Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el orden y la imperfección contra la perfección.
Por tanto, la misma plantea, que todo aquello producido por el artista y que pretenda tener la calidad de arte, generando una sensación o percepción positiva o negativa en un tercero, es arte, sin importar si este es agradable o no a los sentidos, si es o no es lógico o si es no perecedero. Abre, esta doctrina, el paso a numerosos pensadores y artistas, que dejan fluir una corriente creadora que si bien tuvo amplia aceptación en el mundo artístico (nacen, con el tiempo, el collage, el bio arte, el Fluxus, y muchos más) , lastimosamente no tuvo una mayor aceptación en el mundo legal, que al menos en América latina (con sus leyes de autor, su CAN y su MECOSUR no ha visto más allá de las ideas impartidos en siglo pasado en un antiguo convenio dado en Berna y revisado en París).

Y así, comenzando entre dos provocadoras ideas, entre dos antagonistas legendarios, dejo este espacio para una discusión un poco entre los dadaístas y un poco entre los españoles, reservando en mi mente a los rusos y alemanes para una siguiente entrega en que quizá un boliviano se anime a dar su idea.

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